martes, 2 de septiembre de 2008

martes, 26 de agosto de 2008

tetracampeon hay xno solo

LOS PRIMEROS TIEMPOS
NACIDO EN EL FERVOR

EL ORIGEN DEL CLUB EXPLICA EN BUENA MEDIDA SU PROFUNDO
ARRAIGO EN EL CARIÑO POPULAR.
Tiene que ser un nombre que identifique todo lo auténticamente chileno: Colo Colo...
La ocurrencia de Lucho Contreras quedó inmortalizada en la soledad del estadio
El Llano, un 19 de abril de 1925, en plena comuna de San Miguel. Allí, tras una
bullada salida de su intitución matriz (Magallanes), un grupo de jóvenes organizó, casi
con timidez, la primera reunión formal en el "exilio voluntario". Una sesión que luego
haría historia. La idea era clara: formar un nuevo club, de cara al profesionalismo y
de espaldas al malentidido romanticismo que tozudamente intentaban imponer los
viejos dirigentes magallánicos. "Colo Colo...? -se preguntaron- Por qué no?"
"Aprobado!", gritaron casi al unísono. Encabezados por los hermanos Arellano -David
y Francisco-, Juan Quiñones y el propio Contreras, ese puñado de jugadores, pese a
sus ganas y visión de futuro, no pudieron imaginar que alocada aventura concluiría con
la fundación del club más popular de nuestro fútbol. En pocos años, y protucto de
muchas vertientas afectivas y deportivas, Colo Colo se transformó en algo más que
un equipo: en fenómeno social (por su tremenda capacidad de convocatoria) y en el
mejor paradigma futbolístico del balonpié criollo.
Tal vez lo primero haya sido consecuencia de lo segundo. No sabemos. Aunque
aventuramos aun sin el éxito deportivo que ha envuelto su trayectoria, Colo Colo
pareció estar predestinado, desde su nacimiento, a convertirse en lo que es: el club
más popular de Chile. Por sus primeras y legendarias giras por nuestro país, por esa
imagen de equipo aguerrido y corajudo, que arrastra hasta hoy, por la muerte de
Davis Arellano... En fin. Muchos fueron los factores que entrelazaron a Colo Colo con
el sentir del pueblo.
Pero volvamos a aquella sesión del 19 de abril. "Ya tenemos nombre, señalaba con
orgullo Contreras, pero nos falta el uniforme".
El vozarrón de Quiñotes disipo las dudas: "Camiseta blanca, que representará la
puresa de nuestros procedimientos. Pantalones negros, como muestra de seriedad
de cada uno de los integrantes del Colo Colo Football Club".
"Y las medias?" Guillermo Cáceres se adelantó a todos y propuso: "Negras con
franja blanca, como la de los marinos de nuestra Armada". David Arellano conclutó.
"usaremos también, zapatos negros, pero con franja roja". Firmaremos el acta,
Juan Quiñones, David Arellano, Francisco Arellano Luis Contreras, Rubén Arroyo,
Guillermo Cáceres, Rubén Sepúlveda, Eduardo Stavelot y Luis Mancilla. Así se escribió
la primera página del libro de la vida de Colo Colo.
SUS PRIMEROS PASOS
Todavía un poquito resentidos por su retiro de Magallanes, pero más imbuídos en
engrandeser el nuevo club, sus fundadores decidieron comenzar en grande: se
inscribieron en la Primera División de la Liga Metropolitana. Tras su dbut, alguien
vaticinó: "Colo Colo será el campeón". Y lo fue. Pero no sólo eso: se mantuvo en
calidad de invicto durante todo el año 25. Lo apodaron el equipo de los "Invencibles".
Y dentro de esa temporada preñada de éxitos, ganó su primer clásico. Obviamente
frente a Magallanes: 2-1. El artífice de la campaña fue, sin dudas, Davis Arellano.
No sólo destacó por su técnica e inteligencia dentro de la cancha, sino por su calidad
humana, por sus esfuerzos por contagiar al resto de sus compañeros de una mística
especial y una férrea disiplina. Arellano - señalaban algunos testimonios de la época -
fue un adelantado a su tiempo. Por lo menos, al tiempo futbolístico de Chile, ya en
esos años de inferior jerarquia al del Río de la Plata.
(Un botón de muestra: Colo Colo, que se mantuvo invicto hasta el treinta de mayo
del 26, debutó internacionalmente en noviembre de ese año frente a Peñarol de
Montevideo. Cayó 1-5, sin apelación). Sin embargo, para el medio criollo, Colo Colo
representaba una de sus fuerzas más poderosas... en la cancha. Institucionalmente
aún estaba a la zaga de los poderosos Magallanes, Audax Italiano, Bádminton,
Unión Española o Wanderers. Es en este instante cuando emerge con fuerza un
nuevo nombre en el club, un nombre que contaba, eso sí, con un "viejo" apellido
dentro del historial colocolino: Alberto Arellano, hermano de David. Cartulado como
un maestro en la organización, Alberto montó una gira al sur del país (desde Talca a
Chiloé) , los últimos días de aquel glorioso 1925. El viaje resultó un éxito en lo
deportivo

, pero también en lo otro... Colo Colo siembra su primera semilla de
popularidad a lo largo de nuestra goegrafía y sus simpatizantes ya no son privados
de Santiago. Aunque en 1926 los albos sumaron, como dijimos, la perdida del invicto
(ante Wanderers, 1-3), mas otros reverses con Magallanes y Peñarol
(éste a nivel internacional), ese año marcó otro hito en su biografía: comenzó a
gestarse su trascendente gira por Europa. Patrocinada por el entonces presidente
de la Federación de Fútbol, Carlos Cariola, Colo Colo partió al viejo cotinente el 2 de
enero de 1927, reforzado por algunos jugadores santiaguinos y otros vendidos desde
el sur. Antes, el equipo hizo escala en Antofagasta, Iquique(lugares donde sumó
más adeptos). Guayaquil (Ecuador) y Mexico. En todas partes se presentó a
"tablero vuelto", recogiendo, además, una buena cosecha de triumfos. El 28 de marzo
pisó tierra española.
LA TRAJEDIA DE VALLADOLID
Estadísticamente, la gira por la península -incluyó partidos en Portugal- resultó
positiva: una treitena de partidos, con más triumfos que derrotas. Pero... Sí, pero.
El 3 de mayo, ante Unión Real Valladolid, a los 35 minutos, cae, y para siempre,
el gran capitán David Arellano. Mucho se ha escrito respecto a la muerte de este
excepcional hombre y deportista. Y, seguramente, se seguirá escribiendo. Algunos
afirman, por ejemplo, que David no quería entrar a la cancha esa tarde. Que el golpe
que recibió del defensor vallisoletano no fue casual. Otros hablan simplemente de
homicidio. Julio Martínez, con inusitada energía, escribió al respecto (en su prólogo
para el libro de Francisco Mouat, "Cosas del Fútbol"):... Ni siquiera me cabe la duda
que fue casual. Se lo escuché a don Carlos Cariola (cuya maestría lo convirtió en un
hombe multifacético), que presidió aquella delegación alba en 1927. Se lo escuché a
otros viajeros que estuvieron en las gradas esa tarde aciaga. Se lo escuché a los
propios hemanos de Arellano. Y se lo escuché siempre a mi madre, la que, en cuanto
se mencionaba el caso, saltaba como un resorte: "Eso fue una desgracia, una
faltalidad" Y le sigo creyendo porque ella nació justamente en Valladolid..." Peritonitis
traumática y ruptura del intestino, consignó la autopsia.
A partir de ahí, nada fue lo mismo para el equipo. La gira europea prosiguió casi por
inercia, concluyendo el 9 de junio. Luego, de vuelta, algunos partidos amistosos en
Montevideo y Buenos Aires, que sólo sirvieron para confirmar la supremacía rioplatense
sobre nuestro fútbol. El 18 de junio, Colo Colo retornó a Chile con un crespón negro en
su emblema. La muerte de Arellano no mermó la capacidad combativa ni deportiva del
equipo. Al parecer el gran David seguía rigiendo los designios del club desde arriba.
Colo Colo ganó los campeonatos de 1928, 29 y 30, este último conseguido en
dramático partido final ante Unión Española. Incluso, hasta se dio el lujo de ganarle a
Bella vista de Montevideo. Pero ni siquiera la mano del desaparecido capitán podía
controlar la primera crisis directiva que se avecinaba. Una cuestionada elección
determinó el advenimiento de Fernado Larraín Mancheño a la testera del club.
El problema, en todo caso, era otro. Los jugadores exigían un trato de profesionales,
mientras el directivo se negaba a tener jugadores rentados. El caso llegó a la
Asociación Santiago, organismo que decidió intervenir al club. La crisis colocolina
conllevaría secuelas para todas las instituciones, pues, producto de ella, el año 1933,
se instaura el primer torneo profesional de fútbol en nuestro país.